El consumo habitual de cereales es una de las piedras angulares de una dieta apropiada, pues nos proporcionan beneficios como la generación de energía (mediante los carbohidratos y la vitamina B1), y una riqueza de minerales, vitaminas y proteínas.
Hay estudios que demuestran que la avena es una gran aliada para regular el azúcar en sangre, gracias a aspectos como su reducido índice glucémico o su alto contenido de fibra soluble.
Ideal para combatir la diabetes
Todo ello hace que la avena esté especialmente recomendada para combatir la diabetes: tanto para prevenirla, como para que quienes padezcan esa condición puedan aprovechar las propiedades de este cereal a su favor.
Además, la avena también resulta muy útil para regular la resistencia a la insulina.
Una opción muy extendida para aprovechar esos efectos es la de consumir el salvado de arena, que básicamente es la piel que recubre el grano: esta parte es aún más rica en fibra y en proteínas vegetales.
Un estudio elaborado por investigadores de la Universidad Federal de Río de Janeiro estableció que tomar 40 gramos diarios de salvado de avena consigue «disminuir los parámetros de resistencia insulínica”.
Los beneficios de la avena no acaban ahí, ni mucho menos, y también es muy positiva para reducir el colesterol malo, favorecer el tránsito intestinal, renovar tejidos o mejorar la salud cerebral y el sistema nervioso.
Además, su inclusión en una dieta equilibrada suele relacionarse con la pérdida de peso.
Y aunque la avena es apropiada para cualquier hora del día, resulta especialmente apropiada en el desayuno, pudiendo combinarla de manera sencilla con frutas, yogures y frutos secos.