Cerca de 1400 personas mueren diariamente de manera prematura por causas relacionadas con el tabaquismo, según los CDC.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) tiene un plan para exigirles a las compañías tabacaleras que recorten la cantidad de nicotina que se encuentra en los cigarrillos tradicionales con el fin de hacerlos menos adictivos y reducir el número de víctimas del tabaquismo, que se cobra 480.000 vidas cada año.
La propuesta, que podría demorar años en entrar en vigor, pondría a Estados Unidos en la vanguardia de los esfuerzos mundiales por frenar el tabaquismo. Solo otra nación más, Nueva Zelandia, ha propuesto un plan de este tipo.
Pero los vientos en contra son implacables. Las compañías tabacaleras han dado a entender que cualquier plan que reduzca la nicotina de manera significativa estaría en violación de la ley. Asimismo, algunos legisladores conservadores consideran que una política como esta es un ejemplo más de la extralimitación gubernamental, un argumento que podría repercutir en las elecciones de mitad de mandato.
El martes no se dieron a conocer muchos detalles, pero, según un aviso publicado en un sitio web del gobierno de Estados Unidos, en mayo de 2023 se publicará una propuesta de normativa en la que se solicitarán comentarios del público sobre la fijación de un nivel máximo de nicotina en los cigarrillos y otros productos. “Debido a que los daños relacionados con el tabaco se deben principalmente a la adicción a productos que exponen a los usuarios en repetidas ocasiones a las toxinas, la FDA tomaría esta medida para reducir la adicción a ciertos productos derivados del tabaco, dando así a los usuarios adictos una mayor capacidad para dejar de fumar”, rezaba el aviso.
La FDA no quiso dar más detalles. Pero en una declaración publicada en su sitio web, Robert M. Califf, el comisionado de la agencia, expresó: “Disminuir los niveles de nicotina para que sean mínimamente adictivos reduciría las probabilidades de que generaciones futuras de jóvenes se vuelvan adictos a los cigarrillos y también ayudaría a dejar de fumar a quienes actualmente son adictos”.
Se han debatido planes similares para reducir la adicción de los estadounidenses a los productos derivados del tabaco, los cuales cubren los pulmones de alquitrán, liberan 7000 sustancias químicas y provocan cáncer, enfermedades cardíacas y pulmonares. La nicotina también está disponible en cigarrillos electrónicos, masticables, parches y pastillas, pero esta propuesta no afectaría a esos productos.
“Por sí sola, esta normativa podría tener el mayor impacto en la salud pública en toda su historia”, afirmó Mitch Zeller, el exdirector del centro de tabaco de la FDA, y que se retiró hace poco. “Ese es el alcance y la magnitud de la que estamos hablando, porque el consumo del tabaco sigue siendo la principal causa de muerte y enfermedad prevenible”.
Unas 1300 personas al día mueren de manera prematura por causas relacionadas con el tabaquismo, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Empero, los obstáculos para este plan o uno parecido son inmensos y quizá tardarían años en superarse. Algunos planes que se han propuesto requerirían una reducción del 95 por ciento en la nicotina contenida en los cigarrillos. Los expertos sostienen que esto podría hacer que los fumadores estadounidenses, aproximadamente 30 millones de personas, caigan en un estado de abstinencia de la nicotina, lo cual conlleva agitación, dificultad para concentrarse e irritabilidad, y empujaría a otros a buscar alternativas como los cigarrillos electrónicos. Estos suministran nicotina sin la mayoría de las sustancias químicas que se encuentran en los cigarrillos combustibles.
En opinión de los expertos, los fumadores empeñados tal vez vayan a buscar cigarrillos con mayores niveles de nicotina en mercados ilegales o al otro lado de la frontera en México y Canadá.
La FDA tendría que superar la oposición de la industria tabacalera, que ya empezó a señalar las razones por las que la agencia no puede poner patas arriba un mercado de 80.000 millones de dólares. Los desafíos legales quizá tarden años en resolverse, y la agencia podría concederle al sector cinco o más años para realizar los cambios.
El esfuerzo por reducir los niveles de nicotina sigue una propuesta de regulación anunciada en abril que prohibiría los cigarrillos mentolados que los fumadores negros, por ejemplo, prefieren por encima de otros tipos. Esa propuesta también fue aclamada como un posible avance histórico para la salud pública y ha suscitado decenas de miles de comentarios públicos. La FDA deberá revisar y atender esos comentarios antes de finalizar la regulación.
Otras iniciativas importantes en materia de tabaco, recogidas en la histórica Ley de Control del Tabaco de 2009, han tardado en tomar forma. Una demanda judicial ha retrasado el requisito de que las tabacaleras pongan advertencias gráficas en los paquetes de cigarrillos. Y la agencia dijo hace poco que necesitaría hasta un año más para finalizar las decisiones clave sobre cuáles cigarrillos electrónicos podrían permanecer en el mercado.
Una declaración de la tabacalera Altria, fabricante de Marlboro, ofreció un adelanto de los argumentos que se espera que los opositores presenten contra cualquier norma que reduzca drásticamente los niveles de nicotina. “El enfoque debe ser menos en quitar productos a los fumadores adultos y más en proporcionarles un mercado robusto de productos autorizados por la FDA que produzcan un daño reducido y que sean libres de humo ”, dijo la compañía en un comunicado el martes. “Hoy marca el comienzo de un proceso a largo plazo que debe estar basado en la ciencia y que tome en consideración las potenciales consecuencias graves no deseadas”.
RAI Services, la empresa matriz de R.J. Reynolds, no quiso comentar nada sobre el aviso en cuestión, solo dijo lo siguiente: “Nuestra creencia es que la reducción del daño del tabaco es el mejor camino a seguir para reducir los impactos del tabaquismo en la salud”.
En otras ocasiones Altria y RAI Services advirtieron que una norma que haga que el tabaco no sea atractivo para los fumadores adultos se consideraría una prohibición de los cigarrillos y violaría las leyes de control del tabaco.
“Tanto una prohibición expresa como una de facto tendrían la misma consecuencia: ambas eviscerarían el propósito declarado expresamente por el Congreso de ‘permitir la venta de productos de tabaco a los adultos’”, según reza una carta de 2018 de RAI Services dirigida a la FDA en relación a una propuesta anterior.
Hace cinco años, Scott Gottlieb, el entonces comisionado de la agencia, dio a conocer un plan para recortar los niveles de nicotina a un nivel mínimo o no adictivo. La propuesta tomó forma en 2017, pero no derivó en una normativa formal durante el gobierno de Trump.
La Ley de Control del Tabaco de 2009 le otorgó a la FDA amplios poderes para regular los productos del tabaco con normas “apropiadas para la protección de la salud pública”, pero la ley proscribe específicamente la prohibición de los cigarrillos o reducir los niveles de nicotina a cero.
Los cigarrillos bajos en nicotina están a disposición de los consumidores, aunque de forma limitada. Esta primavera, una empresa neoyorquina de biotecnología vegetal, 22nd Century Group, empezó a vender un cigarrillo de nicotina reducida que tardó 15 años y decenas de millones de dólares en desarrollarse con la manipulación genética de la planta del tabaco. La marca producida por la empresa, VLN, contiene un 5 por ciento del nivel de nicotina de los cigarrillos convencionales, según James Mish, director general de dicha compañía.
“No se trata de una tecnología lejana”, dijo.