Jesús Elorza
Cuando finaliza un evento deportivo, nacional o internacional donde hayamos participado, la tertulia entre entrenadores, atletas y dirigentes siempre gira en torno a ese acontecimiento. En esta oportunidad, el tema de conversación era los recién finalizados “I Juegos Bolivarianos de la Juventud” celebrados en la ciudad de Sucre Bolivia del 4 al 14 de abril 2024.
En el caso del ciclo olímpico Bolivariano, uno de los puntos principales para los análisis de los resultados ha sido el papel de la actuación frente a nuestro vecino país. En eta oportunidad de los juegos de la juventud, Colombia nos volvió a superar o a joder, como dice la expresión popular, como lo viene haciendo desde el año 2013, cuando logro desplazarnos del primer lugar en los Juegos Bolivarianos, luego de 48 años seguidos de supremacía venezolana en dicho evento deportivo.
Luego de dos semanas de competencias, vimos como Colombia, con su destacada actuación, agranda el abismo con respecto a nuestro país al ocupar el primer lugar del medallero con un total de 179 medallas, de las cuales 73 fueron de Oro, 51 de Plata y 55 de Bronce quedando Venezuela desplazado al segundo lugar con medallas: 63 oro, 48 plata y 46 bronce.
Hay que destacar que la actuación meritoria de los jóvenes atletas que nos representaron en esa contienda y a su vez profundizar en el análisis de las causas que nos han impedido regresar al primer lugar de la contienda deportiva bolivariana.
Más allá del cuadro de medallas, se hace necesario considerar la multiplicidad de factores que inciden en el estancamiento de nuestro deporte. Quizás los hechos más relevantes que han incidido en nuestro retroceso deportivo tengan que ver en primera instancia con, la suspensión de los Juegos Deportivos Nacionales por diez años consecutivos, lo que se tradujo en no poder tener de manera sistemática los relevos necesarios para ir atendiendo los distintos ciclos olímpicos.
El abandono de las instalaciones deportivas nos ha dejado sin centros de entrenamiento que reúnan condiciones adecuadas para ello. La incertidumbre con respecto a los Programas Operativos hace que el trabajo del sector federado permanezca en una total incertidumbre y las autoridades solo se preocupan por violentar la autonomía del sector para controlar los procesos electorales y someter a los organismos directivos a jugar un papel de sumisión absoluta frente a ellos.
El engaño permanente para la entrega de los pasajes aéreos necesarios para asistir a los eventos de preparación o clasificación que se realizan en el extranjero, las becas de hambre asignada a los atletas, la falta de comedores, la inseguridad social por la falta de seguros HCM para los deportistas, el engaño permanente con la asignación y pago de los viáticos, la inseguridad laboral de los entrenadores con salarios de hambre, la apropiación indebida de los aportes a su Caja de Ahorro y el no reconocimiento de sus derechos contractuales. La no homologación y pago de los pasivos laborales de los pensionados y jubilados del Instituto Nacional de Deporte y la contratación de “entrenadores” cubanos. La diáspora de atletas y entrenadores generada por la crisis que hoy vive el país y que han conseguido poder trabajar y competir en otras latitudes.
La solicitud irresponsable de sedes de eventos deportivos internacionales con el solo propósito de continuar con la malversación de los recursos económicos: El ejemplo más reciente “Los Juegos del ALBA”
En segunda instancia hay que señalar a la corrupción en los manejos de los dineros públicos asignados al deporte. El destino de los recursos del Fondo Nacional del Deporte hasta este momento es desconocido, nadie entrega cuentas del manejo de esa cifra millonaria de bolívares. Las Selecciones Nacionales no tienen el apoyo necesario para sus concentraciones o intercambios.
En tercera instancia, hay que señalar que frente a todo esto, las autoridades deportivas del régimen (Ministerio del Deporte, IND y COV) pretenden tapar sus errores, falta de programas y su desconocimiento de la materia deportiva solo con consignas demagógicas o populistas tales como: “Generación de Oro”, “Somos Potencia Deportiva” o “Venezuela se arregló”. Es el caso típico de los ineptos en el poder.
Superar esta tormenta perfecta de problemas para evitar que Colombia nos siga jodiendo, requiere un cambio de gobierno, planes y programas para restituir integralmente los Juegos Nacionales, un programa de Asistencia Social para los atletas y entrenadores; acabar el flagelo de la corrupción; fortalecer la autonomía del sector deportivo federado; recuperar nuestras instalaciones deportivas; una ley de deporte que limite la dualidad de cargos en las organizaciones; que elimine la reelección indefinida; que prohíba la elección de funcionarios públicos de libre nombramiento y remoción en la dirigencia deportiva; un acuerdo con el sector universitario para la formación de entrenadores; el manejo transparente del Fondo Nacional del Deporte, la descentralización del programa Deporte para Todos y un presupuesto acorde con las necesidades del sector.
A nuestros atletas y entrenadores el orgulloso reconocimiento por su sostenido esfuerzo que a pesar de las dificultades generadas por la ineptitud de las corruptas autoridades deportivas han logrado defender nuestros colores patrios en los eventos deportivos internacionales.