El Feeling y Sabor de Nosotros

Columnistas

Ramón Velasquez Gil

Aquella trigueña explotada se levantó de su silla al comenzar la música; nada menos que !Anacaona!, con Cheo Feliciano. La mujer era espectacular,..con unos ajustados jeans..en sus curvilíneas piernas que se movían a la perfección al son de la clave en ritmo de salsa. Extremadamente perfecta y con mucho swing, la mulata se vacilaba bailando sola a un extremo de la pista de baile que en ese momento se encontraba solitaria..sin ninguna pareja.

Claro, todo el mundo estaba “extasiado” viendo el perfecto arranque de la mujer.

Y es que nadie se atrevía a salir a bailar, ante aquellos exquisitos pasos de baile de ella. 

De repente y sin avisar, se levanta de su silla mi compadre Jorge, quien formaba parte del grupo que nos encontrábamos en una mesa situada al otro lado de la pista donde la mulata bailaba y se contoneaba.

El compadre Jorge, nacido en la barriada 23 de enero y criado entre el 23..y Catia, había aprendido a bailar salsa..antes que a caminar, y poseedor de ese sabor medio loco, zumbao y expontáneo que tenemos los venezolanos para bailar salsa, salió a la pista también a bailar solo y a vacilarse a la mulata. Entonces,y mediante tijeretas, trompos y pasos combinados, comenzó a contestarle a la mulata, mirándola fijamente mientras bailaba.Que ritmo sensacional el de la mujer, pero en seguida, mi compadre comenzó a dejar en claro que, no por el gusto había nacido en el 23.

Al son de la salsa, comenzó poco a poco a acercársele a la mulata quien como un imán, comenzó a ser atraída sin darse cuenta, hacia la pareja que la retaba. Dios los crea y ellos se juntan, pensé.

En un momento comenzó un cuasi “careo”, de buen baile de salsa que culminó con mi compadre Jorge, y la mulata bailando agarrados de manos.

Para ese momento y dado un auditórium en que todos bailaban salsa y observaba, aquello era toda una hazaña de mi compadre.

La pieza musical terminó y, como si hubiesen ensayado la misma, la pareja terminó el baile..con un “tres pa tras” que salió perfecto.

Obviamente allí comenzó una larga relación entre Jorge y la mulata.

Y es que, es muy conocido en el mundo de la música salsa, el sabor y el feeling que tenemos los venezolanos para bailar salsa y cualquier otro ritmo.

Sin necesidad de pegar brincos y pasos medio raros, en Venezuela se baila la salsa clásica del caribe medio, poniéndole ese toque especial que solo nosotros sabemos.

En Miami, por ejemplo, en una fiesta de música salsa uno puede distinguir entre los bailadores, quienes son venezolanos y quienes no.

Y es que la música salsa nació en los años sesenta, una década en que se vivía en Venezuela sin complejos, sin carencias de nada y sin chovinismos absurdos, lo cual es muy necesario para moverse bien al son que nos toquen y así se ha ido transmitiendo a las nuevas generaciones.

Es también muy cierto que la salsa es una música de extracción popular, del barrio, de la esquina..y es por ello que siempre lleva ese sabor a pueblo, a la calle de cada ciudad.

Sin duda alguna.

Saludos.