Los funcionarios de Albany enviaron a siete guardabosques a Quebec para ayudar con los esfuerzos de extinción de incendios allí, ya que gran parte de Nueva York estaba ahogada por el espeso humo de los incendios forestales que descendía de casi 150 llamas en la provincia canadiense.
La gobernadora Kathy Hochul anunció que el equipo de guardabosques del Departamento de Conservación Ambiental se uniría a los bomberos de otros estados fronterizos como New Hampshire y Maine para ayudar a los Canucks a tratar de contener los furiosos infiernos.
El despliegue se produjo una semana después de que se enviara a un guardabosques estatal para servir como jefe de un equipo multiestatal de Nueva Inglaterra enviado para combatir los incendios forestales al este de Nueva Escocia.
Más de 430 incendios ardían en casi todas las secciones de Canadá, y 234 se consideraban «fuera de control», según el Centro Interinstitucional de Incendios Forestales de Canadá.
“Mientras continuamos monitoreando la neblina causada por el humo de los incendios forestales canadienses, tenemos la suerte de tener guardabosques capacitados y listos para asumir la enorme tarea que tenemos por delante”, dijo Hochul en un comunicado.
“Los neoyorquinos siempre están listos para ayudar a los necesitados, y agradezco a nuestros valientes bomberos forestales cuyos esfuerzos serán fundamentales para contener estos incendios forestales”, agregó el demócrata.
Los incendios rurales de difícil acceso han sido alimentados por condiciones extremadamente secas, dicen los meteorólogos.
El primer ministro de Quebec, François Legault, dijo que su provincia solo tiene la capacidad para combatir unos 40 incendios, y los refuerzos han sido escasos debido a la emergencia nacional.
La Casa Blanca ha enviado más de 600 bomberos a Canadá, y casi mil más han llegado de países como Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica.
El despliegue se produjo cuando los expertos advirtieron que la ciudad de Nueva York podría verse cubierta por más humo y neblina en las próximas semanas y meses debido al desastre en curso en el norte, incluso cuando se esperaba que las preocupaciones sobre la calidad del aire se disiparan para el fin de semana.
Las autoridades dicen que la temporada de incendios forestales canadienses de este año se perfila como la peor de la historia. Se han destruido más de 10 millones de acres y 20.000 canadienses ya han sido desplazados, según el CIFFC.
