La Increíble Guerra de Drones en Ucrania

Columnistas
Ramón Velásquez Gil.

Ciertamente, la paz del mundo descansa sobre la amenaza de las armas. El poder disuasivo de las armas de guerra, hace que los países del mundo se respeten entre sí.

Sin embargo, de vez en cuando, algún dictador pierde la cordura e inicia un conflicto.

Tal fue el caso del dictador de Rusia, Vladimir Putin, quien haciendo caso omiso a los informes de inteligencia rusos que aconsejaban no invadir a Ucrania, no obstante inició dicha invasión.

Y fue un error,  pues el pequeño pero bien armado ejército ucraniano, que además tenía el impulso, el coraje y la adrenalina que da el defender su patria, con lo poco que tenia logró detener al bien armado ejército ruso el cual pensaba que en una semana ya Ucrania se habría rendido. 

Y no fue así. Pues Ucrania, con ayuda de los países occidentales, hizo retroceder a los rusos, casi al lugar de donde habían venido.

Ahora bien, en el curso de esa guerra que lleva ya más de dos años, los ucranianos, en defensa de su país han tenido que ingeniárselas para contener al ejército ruso Invasor. Y esto ha llevado a dicho ejército a  utilizar toda la tecnología moderna a su alcance, innovando algunas e inventando otras lo cual los ha llevado a convertirse en un capaz e inteligente enemigo a temer.

Una de estas tecnologías que ha desarrollado el ejército ucraniano ha sido la de los !drones kamikazes. Es la primera vez que se utilizan a gran escala en una guerra, estos ultramodernos equipos voladores que el ejército ucraniano, a falta de una fuerza aérea, se vio en la necesidad de utilizar para defenderse.

A todo evento, los ucranianos se dieron a la tarea de reclutar, en los liceos  y en las universidades de ese país, a muchos jóvenes estudiantes expertos en video juegos, que nunca faltan, y los entrenaron en la operación de dichos drones que, en poco tiempo se convirtieron en la pesadilla del ejército ruso.

Estos muchachos, después de recibir un entrenamiento ad hoc y ya asimilados como soldados, se especializaron en el manejo de dichos drones kamikases.

A estos Drones, cuyo costo es de unos dos mil dólares por unidad, se les adapta un obús (bomba) de ciento cinco milímetros en su parte inferior y es guiado “diestramente” por el operador, hasta un objetivo que casi siempre es un tanque de guerra y lo estrella contra el mismo, volándolo en mil pedazos, junto con su tripulación que generalmente es de tres soldados, más seis que casi siempre lleva sobre el hasta el campo de batalla.

De estos soldados “no queda nada”, literalmente hablando.

Del tanque, cuyo costo es dos millones de dólares cada uno, solo queda chatarra, destruido por un dron cuyo costo es de unos dos mil dólares, más o menos.

Estos drones, que también llevan una cámara de video, son operados a través de una moderna pantalla de visión desde una distancia de unos tres kilómetros y transmiten “en vivo”, su acercamiento al tanque, hasta que se estrella contra el mismo.

Y se puede ver en cámara con total nitidez, cuando dicho tanque y su tripulación, son volatízados y jamás fallan un disparo. Se puede decir que en un cien por ciento de las veces, cada dron kamikaze es un tanque menos.

Es tal la destreza de los operadores de estos drones que, desde su seguro lugar de operación y a través del visor de la cámara, pueden introducirlos por espacios de solo cincuenta centímetros de diámetro.

Y todo puede verse hasta el final pues los drones kamikazes, siempre va acompañado por otro dron manejado por otro operador y equipado con una potente cámara, el cual graba todo, incluso cuando el dron kamikaze explota contra el tanque y se auto destruye mientras que este, después del impacto es regresado por su operador con toda su carga de información.

Los ucranianos, quienes al principio recibían estos drones desde el exterior, montaron su propia fábrica y ahora los construyen ellos mismos a razón de unos diez mil mensuales.

Hasta el día de hoy, los rusos han perdido cuatrocientos cincuenta mil hombres y más de siete mil tanques, sin contar las docenas de miles de otros artilugios de guerra, lo cual habría hecho renunciar a continuar con dicha guerra, a cualquier otra persona consciente.

Pero Vladimir Putin sabe que, al perder esta guerra, perderá todo su poder; perderá su gobierno y perderá la libertad o quizás la vida pues será juzgado como criminal de guerra.

Uno no entiende cómo los soldados rusos se dejan enviar a una muerte segura a ofrendar su vida por una dictadorzuelo al que no le importa la vida de los demás.

Son vainas inexplicables.

Saludos