La nueva colección de Carolina Herrera llena de flores y volantes

La casita Trendy

Carolina Herrera propuso este lunes en la cuarta jornada de la Semana de
la Moda de Nueva York una colección elegante y fiel a sus principios para
el próximo otoño, con siluetas femeninas, estampados de flores y volantes
que aportaban volumen a sus diseños.
Con la reciente celebración de su 85º cumpleaños, Carolina Herrera ha
sido la propia inspiración para la colección de Otoño/Invierno 2024 de su
firma homónima, presentada en Nueva York.
La firma mostró casi 60 conjuntos que iban desde la combinación clásica
de camisa blanca con pantalón o falda hasta sus solicitados vestidos largos
para ocasiones especiales, todo con una sencillez trabajada.
Wes Gordon ha sido el encargado de esbozar la más pura imagen de la
venezolana, perteneciente a la élite de la moda e invitada recurrente
al Studio 54. Mediante estructuras muy marcadas, con volantes, faldas
trapecio y mangas abullonadas, el director creativo ha buscado recrear
algunos de sus looks más memorables de los años 70 y 80.
No ha pasado por alto la paleta de colores sólidos que está adherida
al ADN de la casa Herrera, desde el rojo carmín hasta el azul marino o el
negro, gamas clásicas a las que se suman sus vibrantes estampados de
flores. Estos sellos personales hacen que, sobre la pasarela, lo que
realmente desfilan son los momentos que marcaron una etapa de la casa
de moda y la han llevado hasta lo más alto de la cima.

Las celebridades son asiduas a las prendas de Carolina Herrera para sus
eventos, algo que se notó en la presencia de figuras del entretenimiento
como las actrices estadounidenses Demi Moore y Diane Kruger, los
españoles María Pedraza y Jason Fernández o la cantante de origen
mexicano Becky G.
También hubo respetadas modelos, como la rusa Irina Shayk, que lució
un vestido con escote palabra de honor de color rosa palo estampado con
peonías y adornado con cascadas de volantes en la cola, con maquillaje y
peinado minimalistas, labios rojos y exagerados pendientes dorados.
Aparte de una serie de vestidos y faldas similares en rosa y morado con
flores y volantes, la paleta de colores se centró en el blanco, gris y negro,
con algunas piezas en amarillo chillón, otras totalmente cubiertas con
lentejuelas doradas y plateadas, y telas de acabado refinado como el satén,
el chifón o el tul.
Muchas de las prendas destacadas eran de color negro, como un sinuoso
vestido ajustado largo de terciopelo, otro con un bajo estructurado que
dibujaba una circunferencia perfecta, o un minivestido con hombreras en
forma de globo.