Latinos de NY admiten que desconocen lo que comen

New York en breves

Dos proyectos de ley en la Legislatura estatal buscan eliminar siete ingredientes peligrosos de las comidas que se comercializan en tiendas, supermercados y restaurantes de todo el estado, e informar a los consumidores sobre los productos riesgosos para la salud presentes en varios artículos, muchos de ellos populares dentro de la canasta familiar de hogares hispanos

Eres lo que comes”, es uno de los dichos que más han intentado popularizar defensores de comida saludable, nutricionistas, médicos y promotores de mejores hábitos alimenticios durante los últimos años.

Pero ¿conocen realmente lo que cada día están consumiendo en los alimentos los latinos de la Gran Manzana?

La respuesta parece simple, como afirma la mexicana Gloria Popotla, quien asegura que cada semana va sagradamente al supermercado a comprar la despensa para sus tres niños, su esposo, su madre de 79 años y ella misma, a fin de tener “certeza” de estar comiendo bien.

“Nosotros no comemos en restaurante, precisamente para saber qué estamos comiendo, y tratamos de comer lo más sano que se pueda. Comemos muchos vegetales y frutas, y las tortillas que comemos, las hago yo misma con harina de maíz que compro; también comemos nueces y maní, y los pasteles, que nunca pueden faltar y que son nuestro único pecado, junto a las sodas, los preparamos en casa para asegurarnos que no le echen mucho azúcar, porque si uno come por fuera ni sabe lo que le están dando”, asegura la madre de familia, originaria de Puebla.

¿Y qué tan frecuente suele mirar las etiquetas de los productos que usa para comer?: “Yo,
la verdad solo miro las calorías y nada más, porque a lo otro que ahí dice yo ni le entiendo”,
dice con mucha franqueza la neoyorquina latina, admitiendo que desconoce que muchos
alimentos que consume tienen ingredientes peligrosos para la salud, que eventualmente
con el paso del tiempo pudieran pasar factura.

“Un problema grave que hay en nuestra comunidad es que la gente piensa que comer sano es preparar la comida por uno mismo y ya, y la mayoría no tiene ni idea de los químicos y los ingredientes nocivos que vienen en muchos de esos productos como panes, tortillas, harinas, sodas, enlatados, embutidos y otros alimentos”, comenta la profesional colombiana, quien urge a que se cambien hábitos y se promueva mayor información.

“Es hora de comer bien y comer mejor, y para lograrlo tenemos que informarnos y saber qué estamos dándole a nuestro cuerpo. El error es pensar que hay que mirar solo las calorías”, dice la experta. “Hay otros indicativos más importantes, y también es necesario que en las escuelas e incluso en tiendas y restaurantes se eduque a cocineros, vendedores y compradores sobre lo que están comiendo. Si no se les dice, es practicamente un engaño y más tarde vendrán las consecuencias”.

Isauro Foja, quien se declara un amante de la comida, sustenta las palabras de la nutricionista, pues admite que nunca mira etiquetas de productos y siente que para llevar una dieta sana basta con bajarle a los azúcares, las grasas y poner vegetales en su plato.

Al oír ingredientes peligrosos presentes en artículos que come, como las salchichas de puerco y el pan que le gusta, se ríe y dice que es como si le “hablaran en chino”. Nunca había oído ninguno de los aditivos.

Y en su afán de que se preserve la salud de los neoyorquinos y se informe abiertamente sobre los peligros que ciertos ingredientes de alimentos contienen, expertos en alimentación y salud, y líderes políticos de Nueva York están impulsando en la Legislatura estatal dos proyectos de ley para erradicar aditivos nocivos de la comida.

Organismos de control que permiten la presencia de estos químicos todavía señalan que en pequeñas cantidades pueden no tener efectos serios en quienes los consumen, pero las dudas cada vez crecen más.

Las iniciativas de ley, que hace unos días fueron presentadas en Albany por el senador Brian Kavanagh y la asambleísta Anna Kelles, advierten que la meta es proteger a los neoyorquinos de aditivos alimentarios peligrosos, conocidos y desconocidos, utilizados en alimentos y bebidas, a partir del 2025.

El primer proyecto prohibiría el uso de siete aditivos peligrosos e innecesarios en alimentos o bebidas vendidos en todo Nueva York: azodicarbonamida, aceite vegetal bromado (BVO),
hidroxianisol butilado (BHA), bromato de potasio, propilparabeno, Red 3. y dióxido de titanio, siguiéndole los pasos a otros estados como California, que el año pasado promulgó una legislación para eliminar algunos de ellos.

Estos ingredientes se encuentran en algunas gaseosas genéricas con sabor a cítricos, productos de panadería envasados, como tortillas, panes y pasteles, mezclas para pasteles, papas fritas, maní salado, puré de papas deshidrata, harinas, galletas, masa de pizza, dulces lácteos, golosinas, Chicles, sopas y caldos y en algunas bebidas deportivas.

La segunda iniciativa exigiría que las empresas productoras de alimentos informen al Estado de Nueva York cuando añadan productos químicos a alimentos y bebidas que actualmente de manera secreta definen como “generalmente reconocidos como seguros” sin notificar a la FDA.

Tras destacar que si bien la FDA aprueba una pequeña fracción de nuevos químicos alimentarios, mencionó que “no se requiere aprobación previa a la comercialización, aviso ni su propia revisión de seguridad para la gran mayoría de los químicos”, autodeterminados por las compañías de alimentos que los usan.

“Durante demasiado tiempo, la FDA no ha tomado medidas para proteger a los consumidores de las sustancias químicas tóxicas que se encuentran en nuestros alimentos”, dijo la asambleísta Kelles, mencionando que los siete aditivos que buscan eliminar, están relacionados con efectos adversos graves para la salud, como daños al ADN, toxicidad para el corazón y la tiroides y daños reproductivos. “También debemos cerrar un vacío legal que permite a las compañías de alimentos y químicos eludir irresponsablemente la aprobación de la FDA para nuevos aditivos alimentarios”.

“Estos proyectos de ley introducirían las reformas más importantes al proceso de revisión de
sustancias químicas alimentarias en Estados Unidos en décadas”,dijo el experto.

“El Estado de Nueva York no sólo puede prohibir los aditivos dañinos, sino que también puede arrojar nueva luz sobre las decisiones de seguridad química que la industria alimentaria actualmente toma en secreto al fabricar estos productos seguros”.