Palabras prohibidas

Columnistas

Juan Eduardo Fernández «Juanette»

Hay un documental en HBO que todo amante de la comedia e incluso de la libertad tienen que ver, se trata de El Sueño Americano de George Carlin. Esta serie documental producida por Judd Apatow es un viaje no solo por la vida de uno de los grandes comediantes del siglo XX y parte del XXI, sino por la historia de un país. 

La pieza audiovisual no solo relata el camino de Carlin, sino que te hace reflexionar acerca de varios puntos. Por ejemplo, te muestra cómo las personas podemos reinventarnos no solo para no quedarnos atrás, sino para adaptarnos al cambio del contexto. Algo que aplica perfectamente para nuestros países. 

Pero además te hace cuestionarte la valides de los derechos, las supuestas libertades, pues como dice el propio Carlin en una de sus rutinas: “Los derechos no existen, son normas que inventan un pequeño grupo para controlar al grueso de la sociedad”. Pero ¿Por qué dijo eso?

Resulta que en mayo de 1972 Carlin lanzó su LP Class Clown, un vinilo que contenía una selección de sus monólogos, entre ellos el titulado “Siete palabras que nunca puedes decir en televisión”. Más de un año después, en octubre de 1973, el norteamericano John Douglas y su hijo de quince años volvían en auto a Nueva York, cuando se toparon con el monologo de George. 

Antes de que la emisora 99.5 WBAI-FM emitiera la rutina de las palabras prohibidas, el locutor Paul Gorman advertía que el material podría ser considerado ofensivo. Tras escuchar el contenido John se escandalizó. Pero no quedó ahí, pues llevó el tema a la justicia. 

De hecho, George Carlin repitió su rutina de las 7 palabras que no puedes decir en TV en un club de comedia, y al terminarla llegó la policía y lo detuvo. 

En su rutina “Las 7 palabras que no puedes decir en televisión”, George Carlin decía: “Hay 400 000 palabras en el idioma inglés y hay 7 de ellas que no puedes decir en televisión ¿Qué clase de proporción es esa? 399 993 contra 7. Realmente deben de ser malas, tienen que ser indignantes para que las separen de un grupo tan grande…. Son las 7 más duras, las que infectarán tu alma, curvaran tu espina dorsal y evitarán que el país gane la guerra”.

Las palabras que escucharon el hombre y su hijo fueron: mierda, mear, coger, coño, hijo de puta, chupa pene y tetas. 

En 1978, el Tribunal Supremo de Estados Unidos dictaminó que un organismo conocido como la Comisión Federal de Comunicaciones tenía derecho a decidir, según su propia escala de valores, qué contenidos eran demasiado indecentes como para ser emitidos en los medios.

¿Quién le pone el cascabel al gato en cuánto a los límites? ¿Qué pasa con la libertad de expresión? 

Porque, si el hombre sabía que podía escandalizarse con la rutina (pues el locutor lo advirtió) no debió cambiar la emisora y listo. 

Pero lo de Carlin es solo un hecho minúsculo, dentro de muchos parecidos. Por ejemplo, la semana pasada acá en Argentina, un maestro de escuela fue separado de su cargo, luego de ser denunciado por un grupo de padre ¿Por qué le denunciaron? 

Todo comenzó cuando el profesor de secundaria Juan Nicolás Esquibel, de la Normal Superior Sarmiento, leyó en clase una versión “apta para todo público” del cuento Canelones del escritor argentino Hernán Casciari.

El cuento fue tan exitoso entre los alumnos, que los interesó por la lectura. El problema fue, que los jóvenes visitaron el blog del autor y se toparon con el relato original, que contiene las palabras “culo”, “teta” y “poronga”.  Fue entonces cuando los padres, tras advertir este detalle, comenzaron una campaña para destituir al profesor.

Los padres compartieron una captura del cuento con las “palabras prohibidas” (si, entre comillas) y luego se fueron a las redes sociales. El problema creció tanto que hasta la ministra de educación de la provincia intervino.

La directora de Educación Secundaria del Ministerio de Educación explicó que los padres accionaron una denuncia pública por escenas pornográficas y material indebido. Entre tanto el mismo Casciari se pronunció ante la destitución del maestro, por leer una versión para TV de un cuento suyo.

Para Hernán, el profesor Juan Nicolás Esquibel no hizo nada punible, sino lo contrario, y que todo el problema surgió por “un papá o una mamá, que leyeron ‘teta’ ‘culo’ y ‘poronga’ en el Internet del chico y sacaron una foto de la pantalla”.

Acá vuelvo a preguntar ¿Quién tiene el poder de prohibir palabras? Por favor si alguien sabe quién es, díganle que elimine también las palabras: Hambre, corrupción, políticos y guerra. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *