Pedro Sánchez, investido, pero con la amenaza diaria de Puigdemont y la calle en protesta

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179 votos a favor, 171 en contra y ninguna abstención. Pedro Sánchez ha sido investido presidente del Gobierno con el apoyo de la mayoría absoluta de los diputados y tres más. Los escaños de PSOE, Sumar, Junts, ERC, PNV, Bildu, BNG y Coalición Canaria le han abierto de nuevo las puertas de La Moncloa con cuatro años por delante que ya se vislumbran difíciles, sometidos a las exigencias de todos ellos y muy especialmente del independentismo catalán que ayer mismo, esgrimiendo sus votos imprescindibles, ya le advirtió frente a la tentación de jugar con la suerte.

Hoy mismo, la portavoz de Junts Miriam Nogueras volvió a incidir en que la negociación con el PSOE tendrá que ser «diaria» y que «con cada acuerdo que se cumpla, Cataluña tendrá que estar más cerca de la independencia».

Desde Bruselas, Carles Puigdemont respaldó a su portavoz en el Congreso y aseguró que lo hace «muy bien».

Antes de la votación, el líder socialista reivindicó la plena legitimidad de su investidura e instó al conservador Partido Popular (PP), el principal de la oposición, ganador de las elecciones de julio, a que asuma su derrota.

Recalcó que su Gobierno es plenamente constitucional al residir en el Parlamento la representación de los españoles.

Un Gobierno que, recordó, tiene un poder sólo limitado por las leyes y el mandato temporal que conlleva.

«La democracia solo es posible si se acepta esa derrota temporal y limitada. Así es la democracia parlamentaria y así debe seguir siendo si queremos preservar nuestra convivencia libre y pacífica», añadió.

Será ahora Felipe VI el que formalice el nombramiento de Sánchez como jefe del Ejecutivo, una vez que la presidenta del Congreso, Francina Armengol, le comunique la decisión de la Cámara, que se prevé para hoy mismo. 

Tras dos tensas sesiones de investidura, marcadas por la aprobación de la amnistía a los independentistas catalanes, Sánchez logró la reelección para su tercer mandato como presidente del Gobierno español, donde deberá mantener un complejo equilibrio con todas las formaciones que le apoyaron.

Además de defender la amnistía ante los grupos parlamentarios, el líder socialista presentó en sus intervenciones en el Congreso un programa para la próxima legislatura basado en la concordia, los derechos sociales y la proyección internacional de España.