Planting Fields el lugar de ensueño para siempre visitar

El rinconcito newyorquino

Mi aventura del domingo me dejó tan motivada que reorganicé mi agenda lo mejor que pude para tener tiempo de vivir otra gran experiencia conociendo fascinantes rinconcito de esta ciudad que parece infinita.

En esta oportunidad mi destino fue Oyster Bay; no tenía un plan específico, realmente solo quería caminar y disfrutar de la vida fuera de las cuatro paredes en las que vivo a diario, hasta encontrar algo que motivara a escribir y de protno me me acordé de Planting Fields.

Se trata de una propiedad de casi 120 años de antigüedad, que pasó por diferentes dueños y transformaciones, y que hoy se conserva como un preciado tesoro que nos traslada a una época pasada al funcionar como una especie de museo.

Además de su impresionante mansión de 65 habitaciones que alberga hermosas piezas de arte y artesanía, Planting Fields cuenta con 409 acres de jardines estilo château que son el hogar de “invernaderos, césped ondulado, (…) senderos arbolados y colecciones de plantas excepcionales”, las principales atracciones de los visitantes.

La casa y su exterior fueron diseñados de manera que se complementaran a la perfección, como si uno no pudiera existir sin el otro, lo que me hizo pensar durante un rato sobre el arduo trabajo que tuvieron arquitectos, paisajistas, ingenieros, y todos aquellos profesionales responsables de su creación.

Pero, como un lugar tan grande y hermoso como este no solo está para ser visto, también funciona como espacio de encuentro para diversos eventos y celebraciones para fomentar la convivencia, el arte, la cultura, la historia e incluso la salud.

Por ejemplo, este sábado se llevará a cabo por primera vez allí un encuentro para celebrar y apoyar a la comunidad LGBTQ+, y varios días después un evento para disfrutar de productos comestibles locales, así como también otras actividades dedicadas a mejorar el cuerpo y la mente.

Yo me la pasé de lo mejor admirando y fotografiando cada flor, cada camino, cada árbol y cualquier cosa que a mis ojos le llamaran la atención.

En Planting Fields no se percibe más que paz y es un sitio perfecto para reconectarnos con nosotros mismos y quitarnos cargas que no nos corresponden.

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