Por supuesto que si, las semillas de Chía funcionan…bajan el colesterol

Salud

Desde hace una década o poco más la chía está viviendo un resurgimiento. Su presencia está siendo bien notoria en muchos herbolarios y centros de dietética de América y de Europa, y muchos profesionales de la herboristería incluyen las semillas de chía en sus remedios mejor valorados para tratar afecciones tan frecuentes como el colesterol o el estreñimiento.

La chía es una semilla comestible originaria de América Central, que se ha utilizado durante siglos como fuente de alimento y medicina. Es una semilla pequeña y ovalada, de color marrón oscuro o grisáceo, y tiene una textura gelatinosa cuando se moja.

La chía es una excelente fuente de nutrientes, incluyendo fibra, proteína, ácidos grasos omega-3, calcio, magnesio y antioxidantes. Debido a su alto contenido de fibra, las semillas de chía pueden ayudar a mantener la saciedad y reducir el apetito, lo que puede ayudar en la pérdida de peso.

Cómo es la chía y dónde se encuentra

La chía Salvia hispanica es una planta anual, de la familia de las otras salvias, del tomillo o de la albahaca, las labiadas, de hasta el metro de alto, con las hojas opuestas, grandes y pilosas, de hasta 6 cm de largo, de forma ovalada, y flores blancas o purpúreas, reunidas en inflorescencias terminales.

Florece durante el verano, entre junio y septiembre en el hemisferio norte, entre enero y marzo en el hemisferio sur.

El fruto es un aquenio indehiscente –no se abre por la mitad–, que contiene en su interior numerosas semillas diminutas, esféricas y lustrosas, de apenas 2 mm de ancho, muy ricas en aceite y en mucílagos, como en seguida comprobarás. Son estas semillas su principal parte medicinal, pero también se cosechan las hojas y las flores, moderadamente fragantes.

La chía es nativa del centro de México, hasta Guatemala y Nicaragua por el sur, donde sobrevive de forma natural en zonas montañosas aisladas de los tres países.

Se cultiva sobre suelos ligeros, con escasa humedad, como es lo propio de la mayoría de salvias. La zona de Jalisco, en México, es donde se encuentra el mayor centro de producción de esta planta, que se exporta a Europa, Norteamérica, Japón y la China, entre otros destinos. Se cultiva también en Guatemala y Nicaragua.

Orígenes de la chía y sus usos en la antigüedad

Los atributos medicinales y sobre todo nutritivos, de la chía o salvia chian ya eran bien conocidos por el pueblo azteca mucho ante de la llegada de los españoles al continente americano.

Como nos cuenta el fraile franciscano del siglo XVI Bernadino de Sahagún en su afamado libro de crónicas ‘Historia general de las cosas en la Nueva España’, las semillas de chía ya eran consideradas un tesoro, y como tal se ofrendaban a la diosa del maíz y la fertilidad Chicomecoatl.

Se solía agasajar a los guerreros aztecas con bolsas de semillas de chía como recompensa por sus hazañas bélicas y a sus viudas por su pérdida en los campos de batalla. Durante mucho tiempo la chía y otras pocas plantas el entorno era el único recurso con el que aquellas poblaciones contaban para encarar las enfermedades.

Se cultivaban diversas variedades de esta salvia, que una vez cosechadas, se dejaban secar, se tostaban y molían, para después obtener de ellas una harina densa conocida como chianpinolli, con la cual se elaboraban diferentes productos de consumo habitual, como panes, tortas, sopas e incluso aguardientes, como el chianatole o atole de chía.

Con la llegada de los europeos y la rápida y traumática transformación social que sufrió la sociedad precolombina, el uso de la chía quedó un poco en el olvido. Quedó como un cultivo relicto, con una reducida distribución, que se mantuvo en algunas áreas rurales de México y Guatemala.

ctualmente, la chía se suele consumir entera o molida, y se puede agregar a una gran variedad de alimentos, sobre todo batidos, yogures, ensaladas y panes. También se pueden usar para hacer pudines y gelatinas.

Principios activos de la chía

Las semillas de chía están consideradas una de las mejores fuentes de ácidos Omega 3 que nos brinda la naturaleza, comparable al lino o a la onagra, y ello explica la fuerte demanda que ha experimentado en los últimos años.

En su composición nutricional destaca su alto porcentaje en grasas saludables y en fibra, que responde a este perfil:

  • Proteínas: 20% de su peso.
  • Fibra: 25%.
  • Lípidos: 34%, del que en un 70% corresponde a ácidos grasos insaturados.

Entre sus principios activos, destacan:

  • Ácidos grasos poliinsaturados, del tipo Omega 3, como el ácido alfa-linolénico.
  • Mucílagos.
  • Polifenoles, con acción antioxidante.
  • Vitaminas A,C  y grupo B.
  • Sales minerales, en especial fósforo, calcio, magnesio, potasio, cinc y cobre.