Hay que tomar vitamina D, reduce el riesgo de sufrir melanoma, según un nuevo estudio

Salud

En pleno invierno, y aunque seamos el país del sol, nos exponemos menos a la luz solar y aumenta el riesgo de que a nuestro cuerpo le falte vitamina D. Lo ideal es tener concentraciones en sangre de esta vitamina de entre 30 y 70 ng/ml, y este valor se puede averiguar fácilmente gracias a un análisis. Niveles por debajo de 20 ng/ml son indicativos de insuficiencia, y por debajo de 10 ng/ml, de deficiencia.

Por ejemplo, en un país como España, en donde un 40% de la población menor a 65 años y más del 80% de los mayores de 65 tienen baja concentración de vitamina D. E incluso a pesar de que es uno de los países mediterráneos que cuentan con más horas de sol, los españoles tienen concentraciones bajas de vitamina D en sangre.

Y es una mala noticia si tenemos en cuenta que esta vitamina juega un papel clave en el funcionamiento normal del cuerpo humano y también en muchas enfermedades.

El vínculo entre ella y los cánceres han sido objeto de múltiples estudios, pero estos se han centrado principalmente en los niveles séricos de calcidiol, que es un metabolito de la vitamina D, y su asociación con los cánceres de piel.

Nuevo estudio

Los hallazgos de estos estudios no han sido concluyentes, e incluso a veces han resultado contradictorios, ya que los niveles séricos de calcidiol se han asociado con un riesgo ligeramente mayor y ligeramente menor de diferentes tipos de cáncer de piel. Esto puede explicarse, en parte, por el hecho de que los análisis de calcidiol sérico no brindan información sobre el metabolismo de la vitamina D en la piel humana, que puede expresar enzimas que generan metabolitos de la misma biológicamente activos o inactivarlos.

Ahora llega un nuevo estudio, publicado en Melanoma Research y realizado en el marco del programa de cáncer de piel de North Savo, con un enfoque diferente. En él han participado 498 pacientes adultos que se estimaba que tenían un mayor riesgo de cáncer de piel, como carcinoma de células basales, carcinoma de células escamosas o melanoma.

Todos ellos fueron reclutados en el consultorio dermatológico ambulatorio del Hospital Universitario de Kuopio (Finlandia). Dermatólogos experimentados de la Universidad del Este del citado país analizaron cuidadosamente la información de antecedentes y el historial médico de los pacientes y examinaron su piel. También los clasificaron en diferentes clases de riesgo de cáncer de piel: bajo, moderado y alto. Según el uso de suplementos orales de vitamina D, los pacientes se dividieron en tres grupos: no usuarios, usuarios ocasionales y usuarios regulares.

Un hallazgo clave del estudio es que hubo muchos menos casos de melanoma entre los usuarios habituales de vitamina D que entre los no usuarios, y que la clasificación del riesgo de cáncer de piel de los usuarios habituales fue considerablemente mejor que los que no lo eran. El análisis de regresión logística mostró que el riesgo de melanoma entre los usuarios habituales se redujo considerablemente, más de la mitad, en comparación con los no usuarios.

Los hallazgos sugieren que incluso los que la toman de forma ocasional pueden tener un riesgo menor de melanoma que los que no. Sin embargo, no hubo una asociación estadísticamente significativa entre el uso de la misma y la gravedad del fotoenvejecimiento, el fotoenvejecimiento facial, las queratosis actínicas, el recuento de nevus, el carcinoma de células basales y el carcinoma de células escamosas.

Los niveles séricos de calcidiol tampoco se asociaron significativamente con estos cambios en la piel. Dado que el diseño de la investigación era transversal, los investigadores no pudieron demostrar una relación causal. 

Dosis óptima

Otros estudios relativamente recientes también han proporcionado evidencia de los beneficios de la vitamina D en el melanoma, como la asociación de la vitamina D con un melanoma menos agresivo.

Estos ensayos anteriores respaldan nuestros nuevos hallazgos de la región de North Savo, en Finlandia. Sin embargo, la pregunta sobre la dosis óptima de vitamina D oral para que tenga efectos beneficiosos aún no se ha respondido. Hasta que sepamos más de la ingesta nacional, se deben seguir las recomendaciones», señala el profesor de Dermatología y Alergología Ilkka Harvima, de la Universidad del Este de Finlandia.

Los niños y los adultos necesitan una exposición mínima de piel descubierta (y sin protector solar) a la luz del sol, por lo que se recomienda, en invierno, exponer cara y brazos o brazos y piernas tres veces por semana durante veinte o treinta minutos.

Entre el 80 y el 90% de esta vitamina es generada por el propio cuerpo gracias a la exposición solar, y solo el 10 o el 20% restante proviene de los alimentos ingeridos. El número de alimentos que contienen una cantidad importante de vitamina D es limitado, y las mejores fuentes para obtenerla son: yema de huevo, hongos portobello, salmón rosado, hígado de vaca, leche entera y yogur, entre otros.

Es posible que, en caso de restricciones alimenticias o no tener la posibilidad de tomar sol, si el médico detecta alguna insuficiencia o deficiencia de esta vitamina, recete suplementos. El consejo es no ingerir suplementos por nuestra cuenta, ya que niveles muy altos de la llamada «vitamina del sol» pueden generar problemas de salud.

La vitamina D ayuda al cuerpo a absorber el calcio, uno de los principales componentes de los huesos. Además, juega un rol importante en el sistema nervioso, en la fertilidad y en el desarrollo muscular e inmunitario. Su falta puede provocar pérdida de densidad ósea, lo que puede derivar en osteoporosis. Por otra parte, se está investigando una posible relación entre la falta de esta vitamina y el aumento de las posibilidades de padecer hipertensión, diabetes, cáncer y enfermedades autoinmunes.