Ramón Velásquez Gil
Ciertamente no se puede hablar de un mismo tema todo el tiempo, si no, imagínense el fastidio de escuchar siempre lo mismo. Sin embargo, hay temas que una persona domina y por ende, será este el tópico que tratará de introducir en grupos o reuniones de varias personas.
Solo que, estos ya se hacen conocidos y al verlos venir los demás arrancan primero con conversas diversas, para sabotearlo.
Por otra parte, hay determinadas reuniones de personas que, según sea su finalidad, se tocarán temas que saldrán al escenario por sí solos.
En un “Velorio”, por ejemplo, casi seguro que una buena parte de las conversaciones..girarán sobre lo buena persona que era el fallecido.
Por allá en algún rincón, también estarán sus amigos, recordando “en voz baja” las farras y canas al aire que echaron juntos y, por último, estarán los echadores de cuentos aptos para velorios, sobre duendes, espantos y todo lo relacionado con el ramo.
Tengo un amigo en Venezuela, que posee el récord de haber sido “corrido” de un velorio por los cuentos y chistes que echaba, lo cual hacía reír a la gente y por tanto, los familiares del difunto optaron por pedirle que se fuera.
En un matrimonio, también saldrán a relucir conversaciones típicas de estos ágapes: Las mujeres harán énfasis sobre el vestido de la novia y la torta, mientras que los varones, si es época de béisbol solo hablarán sobre los triunfos del Magallanes sobre el Caracas, o de quien ganará las próximas elecciones (tiempos aquellos), o sobre la carrera de Fórmula uno de mañana.
Hubo un tiempo en que una conversación de hombres en la calle, ya fuere sobre marcas de carro, boxeo o lo que fuere, se veía momentáneamente “suspendida”, al ver pasar una bella y voluptuosa dama, para observarla y compartir sobre sus atributos.
Bueno, esto cambió por cuanto ahora en estos tiempos, una conversación de estas solo se suspende, cuando pasa alguien con una bolsa de comida, para averiguar que comida lleva y dónde la consiguió.
Por otra parte, están esas personas con quien es bastante difícil mantener una conversación, cómo lo son las personas “Adustas”, por ser estas de temperamento hurañas, silenciosas y graves, que lo máximo que responderá será un “ajá”; así como también las personas “locuaces”, que a la inversa del adusto, hablan demasiado; tanto, que es imposible entablar una conversación con ellos pues no paran de hablar y no le dan chance a sus interlocutores.
Son una ametralladora de palabras, que generalmente se quedan hablando solos.
Y bueno, nada es perfecto en este mundo.