Un nuevo estudio publicado en el Journal of Research in Personality explica cómo la curiosidad puede ayudar a aliviar los sentimientos de incertidumbre y ansiedad.
«Me inspiré para hacer este estudio porque me interesaba el hecho de que la curiosidad es, al mismo tiempo, amor a lo desconocido (te gustan los misterios y las preguntas) pero también intolerancia a lo desconocido (porque no quieres dejar el misterio sin resolver, quieres la respuesta)», explica el psicólogo William Whitecross, de la Universidad Nacional de Australia y autor principal del trabajo.
Según Whitecross, al centrarnos en los sentimientos desagradables del miedo, la ansiedad y la incertidumbre, a menudo olvidamos dar a la curiosidad el crédito que se merece. Afirma que la curiosidad es especial.
«Una respuesta curiosa implica querer aprender y entender lo desconocido, y contrarresta nuestros impulsos de evitar, temer, juzgar y atacar lo que no entendemos», explica. «La curiosidad también nos da la confianza para aceptar cosas nuevas con el fin de aprender y crecer».
Whitecross divide la curiosidad en dos categorías distintas:
- Interés: el deseo de aprender con el fin de obtener placer. Puede compararse con el asombro, la fascinación o la intriga.
- Privación: la curiosidad es, en muchos sentidos, contraria al interés. En este caso, el deseo de aprender se centra más en reducir los sentimientos negativos derivados de la ignorancia y la incomprensión.
Whitecross describe el sentimiento de privación-curiosidad como el fastidio que se siente cuando no se puede responder a una pregunta y se tiene la sensación de tener la información en la punta de la lengua.
Mediante una encuesta en línea, Whitecross y su equipo registraron los niveles de curiosidad de los participantes y su percepción de la incertidumbre. El estudio arrojó dos conclusiones fundamentales:
- Las personas con un alto grado de interés-curiosidad tenían actitudes más positivas hacia la incertidumbre. Tendían a disfrutar de la sensación de incertidumbre en comparación con los demás y abordaban las situaciones inciertas con optimismo.
- Las personas con un alto nivel de privación-curiosidad parecían sentirse más incómodas con la incertidumbre.
No disfrutaban con la sensación de no saber algo y se centraban más en las posibilidades negativas.
«Aunque tanto el interés como la privación son fuerzas de la curiosidad, parecen funcionar de formas muy distintas», aclara Whitecross. «El interés está relacionado con disfrutar de la incertidumbre y centrarse en posibles descubrimientos positivos, mientras que la privación está relacionada con no gustar de la incertidumbre y centrarse en posibles descubrimientos negativos».
A pesar de sus respectivas connotaciones positivas y negativas, Whitecross sostiene que ninguna de las dos formas de curiosidad es «mejor» o «más importante» que la otra.
«Nuestros hallazgos muestran que el interés está relacionado con un pensamiento más optimista mientras que la privación está relacionada con un pensamiento pesimista, ambos pueden ser beneficiosos en diferentes circunstancias», añade. «Por ejemplo, otras investigaciones sugieren que el interés está más fuertemente relacionado con el pensamiento creativo mientras que la privación está más fuertemente relacionada con perseverar en un problema durante mucho tiempo».
Whitecross insta a los que somos propensos a la ansiedad a esforzarnos más por aprovechar nuestra curiosidad, más concretamente nuestro interés-curiosidad.
Según Whitecross, la curiosidad tiene el poder de convertir la incertidumbre de una experiencia aterradora en un problema divertido haciendo dos cosas:
- Aceptar y disfrutar la sensación de no saber
- Fomentar el optimismo y la especulación positiva
«Por ejemplo, si te sientes ansioso ante un examen próximo, intenta pensar en lo que te emociona aprender mientras estudias, o piensa en la pregunta de la redacción como un rompecabezas o un juego para que puedas disfrutar averiguando la respuesta en lugar de preocuparte por no haberla averiguado todavía», dice.
