¿Voy a sufrir un infarto?

Salud

El infarto de miocardio es una patología frecuente asociada a diferentes factores de riesgo. El tiempo de detección es clave para evitar secuelas a corto y largo plazo. La buena noticia es que hay señales de alerta que pueden prevenirlo a tiempo.

Conocido comúnmente como infarto, el infarto de miocardio aparece “cuando se produce un daño en el músculo del corazón, en el tejido cardíaco, como consecuencia de un déficit en la llegada de oxígeno o de sangre”, explica a CuídatePlus Pablo Jorge Pérez, coordinador del Grupo de Trabajo RCP de la Sociedad Española de Cardiología y cardiólogo en el Complejo Hospitalario Universitario de Canarias.

El infarto “puede ser más o menos pequeño o más o menos grave en función de la zona afectada y de la colocación exacta en la que se encuentre la obstrucción”, detalla. “Cuánto más cerca esté el tapón de la salida de la arteria, por ejemplo, más daño existirá y más grave será el infarto”.

Las fases de un infarto son las siguientes

Las arterias coronarias se estrechan El oxígeno no llega al miocardio El miocardio, al no recibir oxígeno, no puede producir energía para moverse Mueren las células del tejido que no reciben sangre (el tejido se necrosa).

Es verdad que existen factores de riesgo que predisponen a padecer un infarto de miocardio. De hecho, está demostrado científicamente que la suma de diferentes factores de riesgo aumentan las probabilidades de sufrir un infarto”. Entre ellos están: “Fumar, no hacer ejercicio, la hipertensión, la diabetes y el colesterol elevado”. También hay otros menos importantes y que también influyen en su aparición como “el estrés y la obesidad.

Pero no sólo con prevenir los factores de riesgo estamos a salvo de un infarto ya que también se puede sufrir uno sin tener ningún factor de riesgo debido, fundamentalmente, al “acúmulo progresivo de colesterol y de sustancias dañinas para las arterias”, señala Pérez. Lo que va acorde con la edad: “A mayor edad, más riesgo de enfermedad coronaria”.

Muchas personas desconocen que existen síntomas previos a un infarto de miocardio que nos pueden alertar de que algo no va bien y adelantarnos.

El síntoma principal que nos debe poner en alerta es la angina de pecho, es decir, un dolor precordial sobre todo desencadenado por los esfuerzos y que cede con el reposo. También la disnea (fatiga con pequeños esfuerzos), el cansancio y la astenia”.

“Es habitual que los pacientes que han sufrido un infarto, hayan tenido en los días previos un síntoma brusco de alarma”, apunta Pérez. Cansancio excesivo Dolor molestias o disconfort en el pecho Incapacidad para hacer ejercicios que antes sí podíamos hacer por dolor o molestias en el
pecho que comienza en el centro y suele dirigirse hacia el brazo izquierdo o derecho, hombro o espalda.

Esto, asegura el cardiólogo de la SEC, “es muy característico del dolor isquémico, que es un síntoma previo al infarto pero que la gente no lo asocia con el corazón”.

Los síntomas propios de un infarto

El síntoma más típico del infarto “es una sensación de opresión o dolor detrás del esternón que dificulta la respiración, con irradiación al brazo izquierdo o a la mandíbula y que se suele acompañar de mal estado general sudor frío, palidez, ganas de vomitar y mareo.

¿Qué hacer?

Si somos nosotros los que estamos sufriendo un infarto, lo primero que debemos hacer es “llamar a emergencias inmediatamente (112) y permanecer en reposo”.

Si es otra persona la que lo sufre, se llamará a emergencias y se tranquilizará al paciente demostrándole seguridad y que está todo controlado. Deberá estar en reposo absoluto y hay que procurar no moverlo dejándolo tumbado, estar alerta y si pierde el conocimiento y no tiene pulso, iniciar maniobras de resucitación, con masaje cardiaco.

Afortunadamente, destaca el jefe de Servicio, “en nuestro sistema de salud existe un código infarto que, en cuanto recibe una llamada con sospecha de ataque cardíaco, se pone en marcha medio de transporte medicalizado (ambulancia, helicóptero) y se avisa al hospital más próximo para, en cuanto llegue el paciente, hacerle un cateterismo o las exploraciones necesarias para tratar e intervenir la obstrucción arterial”.

El tiempo de reacción ante un infarto de miocardio es clave para una mejor o peor evolución. “Cuanto más tiempo pase desde que aparece el dolor hasta que actuamos, más se obstruirá la arteria, menos sangre llegará al corazón y menos recuperable será”.

En cuanto a las secuelas de un infarto de miocardio, estas dependerán en gran medida de la rapidez con la que se actúe ante los primeros síntomas. Estas secuelas, aparecerán en función de la extensión y de la gravedad.

Es posible que el infarto no deje ninguna secuela en el corazón o puede que deje el corazón muy afectado con zonas de falta de contracción y una disminución de la fuerza para expulsar la sangre.

En el primer grupo estarían secuelas como arritmias, complicaciones mecánicas, rotura del corazón y hasta la muerte.

En algunas personas pueden aparecer arritmias ventriculares o bloqueos del corazón que, por lo general, pueden ser controlados con el uso de dispositivos especiales: desfibrilador o marcapasos”.