La seguridad pública siempre ha sido la prioridad de esta administración. Mantener nuestra ciudad segura no se trata solo de estadísticas delictivas, también se trata de cómo se siente la gente.
Los neoyorquinos tienen opiniones muy firmes sobre los ciclomotores y scooters ilegales, especialmente cuando circulan en sentido contrario, transitan por las aceras, andan sin luces durante la noche o están modificados para hacer ruido y alterar los vecindarios.
El auge de la era de los ciclomotores ha aterrado a muchos peatones. Las personas mayores y de la tercera edad temen ser atropelladas en su propia cuadra. Los padres temen que sus hijos puedan resultar heridos por alguien que realiza maniobras peligrosas. Los residentes sienten temor apenas escuchan ese sonido acercarse.
Pero en algunos casos, el uso de estos vehículos ilegales no es solo un peligro o una molestia, también está relacionado con actividades delictivas. Los delincuentes suelen usar ciclomotores ilegales y autos fantasmas para recorrer la ciudad y arrebatar celulares, joyas y billeteras a los neoyorquinos, o peor aún, para huir después de cometer un tiroteo, un robo u otro delito violento.
Nuestra administración no tolerará el delito ni a quienes conducen como si las reglas no rigieran para ellos; por eso hemos estado tomando medidas contra este problema desde el primer día. Ahora que comienza el verano y aumenta la circulación de estos vehículos, hemos intensificado los operativos de control en toda la ciudad, lo que nos ha permitido confiscar e incautar más de 100.000 de estos vehículos desde 2022.
Eso incluye más de 100.000 autos fantasmas con placas falsificadas, ilegales o sin matrícula, incluidos más de 62.300 vehículos ilegales de dos ruedas.
Estos vehículos, que a menudo no están registrados, no tienen seguro o son robados, se utilizan frecuentemente en delitos o están implicados en accidentes. También privan a los contribuyentes que cumplen con la ley de millones de dólares en peajes y tarifas no pagados.
Hemos sido claros: no vamos a permitir que la gente viva con miedo, y no vamos a mirar para otro lado. La semana pasada, enviamos otros 200 de estos vehículos ilegales a su destino final: el depósito de chatarra. En lugar de revenderlos, los destrozamos para que nunca más se usen en un delito ni atemoricen a neoyorquinos inocentes.
Ya sea que estemos retirando de circulación armas o autos fantasmas ilegales de nuestras calles, cuando se trata de seguridad pública, los estamos destruyendo literalmente.
La destrucción de estos vehículos ilegales envía un mensaje importante a todas las personas que conducen por las calles de nuestra ciudad: nadie está por encima de la ley. Si conduce un vehículo ilegal en Nueva York, enfrentará las consecuencias, y su vehículo también.
Los datos muestran que nuestra iniciativa por librar a la ciudad de estos vehículos está ayudando a ofrecer una ciudad más segura para los residentes de los cinco condados. Este año se ha registrado una disminución de casi el 86 % en los casos de hurto mayor, así como una reducción del 68 % en los casos de asalto que involucran ciclomotores.
En términos generales, ha habido una disminución del 57 % en todos los índices de delitos denunciados que involucran ciclomotores en lo que va del año.
Todo esto se suma a nuestras iniciativas que han logrado reducir la delincuencia en toda la ciudad. Con la continua disminución de los delitos mayores que hemos observado en abril, mayo y en lo que va de este mes, estamos en camino de alcanzar nuestro sexto trimestre consecutivo con una baja en los índices delictivos.
Quiero agradecer a la comisionada del Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York (New York City Police Department, NYPD), Tisch, al comisionado de Sanidad, Lojan, y a las mujeres y hombres de los equipos más valientes y fuertes de Nueva York por ayudarnos a sacar estos vehículos ilegales de nuestras calles de una vez por todas.
Gracias a sus iniciativas, la ciudad de Nueva York sigue siendo la gran ciudad más segura de Estados Unidos y el mejor lugar para formar una familia. Pero también es un lugar donde se puede vivir con la certeza de que su ciudad lo protege día y noche, en las escuelas y en el metro, en las calles y en las aceras.
