En Corona Avenue y la calle 93, en Queens, el olor a sopa de alverjas con huesitos de cerdo ha cautivado a los inmigrantes. Algunos repiten y regresan a sus mesas a terminar el pollo sudado con arroz y frijoles y la ensalada de verduras. Hay galletas, gelatinas, jugos y agua para todos.
Entre 150 y 200 personas hacen fila todos los días para almorzar. El 80% son latinos.
También hay anglosajones, asiáticos y negros. Llegan de todas partes de esta ciudad, como la venezolana Yuribet Henríquez, 24, y su hijo Leniel Ferrer de un año. Son del estado de Sucre, llegaron a esta ciudad el pasado 30 de diciembre y viven desde entonces en un refugio en la Octava Avenida de Manhattan.
La sopa fue preparada por Wilson Campoverde, uno de los 300 voluntarios que ayudan a preparar comida caliente a los más necesitados de la ciudad de Nueva York, incluyendo desamparados.
También reparten toneladas de ropa, enseñan manualidades, ayudan a los inmigrantes a obtener seguro médico con MetroPlus y los asesoran en el pago de impuestos y su situación de inmigración.
Todo comenzó en noviembre del 2019 cuando Germán, el hijo de 13 años de Evelyn Heilbron, comenzó a sufrir de dolores de cabeza en un viaje a Barranquilla, Colombia, y quedó ciego.
Regresó a Nueva York con su hijo y fue al hospital Mount Sinani de Manhattan en donde le dijeron que había sufrido un derrame cerebral y no volvería a recuperar la vista.
Heilbron se dedicó a ayudar al prójimo en plena pandemia y montó un sistema de distribución de comida gratis en el Parque Travers de la 34 Avenida y la calle 77, en Jackson Heights. Todavía sigue con esta labor porque la fila de desamparados e inmigrantes aumenta cada semana.
Un día, mientras bajaban comida de un camión, su hijo Germán le dijo que estaba recuperando la visión. “Me sentí muy feliz y volví a llorar, pero de la dicha”, recuerda Heilbron.
Este centro de comida se halla bajo la Organización Centro de Servicios Comunitarios (CCSO) y posee cuatro programas fundamentales: Cero Hambre, el Banco de Comida Corona, la Tienda del Pueblo que reparte ropa y Comunidad Infantil para apoyar el sano crecimiento de los menores de edad.
Broadway Stages también hizo algo semejante en East New York, Brooklyn, cuando habilitó uno de sus espacios en ese barrio para repartir millones de platos de comida en asocio con el programa Campaign Against Hungry (Campaña Contra el Hambre).
Gina Argento, presidenta y CEO de Broadway Stages, dijo que CCSO es un ejemplo de lo que se puede lograr cuando se trabaja en equipo por la comunidad. “La sincera dedicación y el compromiso de Evelyn y los demás voluntarios del banco de alimentos es admirable”, dijo Gina.
“Es un honor para mí poder donar este espacio en donde se entregan alimentos, ropa y otros servicios a los más necesitados y espero que más gente y organizaciones se unan a nosotros”, dijo Tony Argento, fundador de Broadway Stages. Gina y Tony son hermanos.
Entre los voluntarios se destacan Elia Rubí, Oscar Escobar y Sandro Navarro. “Me gusta ayudar porque hay muchas necesidades en la comunidad y aumentaron después de la pandemia, incluyendo la salud mental. Hay escasez de información y de ttrabajo”, dijo Rubí.
Algunas empresas como el restaurante Latino Bides y supermercados del área han ayudado a la causa de esta organización.
“Me duele ver sufrir a la gente y me partió el alma un niño que se acercó a nuestra puerta a decirnos que tenía mucha hambre porque llevaba dos días sin comer”, concluyó Heilbron
mientras orientaba a sus voluntarios.