Comencemos por los sueños: este capricho de Prada es todo lo que podríamos pedir a un bolso veraniego. Se lo habrás visto a numerosas influencers como Linda Tol, Camille Charrière o Pernille Teisbaek. Fabricado con rafia, un material de origen natural con un gran encanto estival, una nueva interpretación del emblemático triángulo de Prada decora la parte delantera y está adornado con el logo bordado en el centro. Es, además, un buen punto de partida para inicarse en los bolsos de firma, porque su estilo atemporal le asegura muchos y largos veranos.
Con sus bolsos diseñados en Nueva York y hechos a mano en Oaxaca, la firma Truss ha hecho de la artesanía una marca reconocible y de la conciencia social un valor que comunica (y vende) muy bien a través de Instagram. La firma, que se lanzó en 2013, ha convertido sus bolsos, también, en un preciado objeto de segunda mano en páginas como The Real Real o The Outnet, dándoles una vida más allá.
No hay verano sin cesta y eso Zara lo sabe: esta temporada, entre sus novedades, tiene este bolso de gran formato con cuerpo trenzado y asas de mano.
El verano es una época diseñada para la nostalgia de otros veranos y esta bolsa estampada de algodón, de Natura, reaviva la llama de los años 70 que nunca se apaga.
El estampado de rayas grita verano y el de este shopper de algodón de Mango no resulta tan obvio como el clásico print marinero.
La moda vuelve a darle otra vuelta de tuerca a objetos que marcaron otras épocas y el bolso de red, ese que nuestras madres y abuelas llevaban al mercado, es ahora inspiración para todo tipo de firmas, diseñadores y prescriptoras de estilo (Camille Charrière ya lo ha llevado a la semana de la moda de París), y ha pasadod e ser nicho a llegar a marcas de gran alcance como H&M.