El Cascanueces es siempre un episodio inevitable del fin de año

El rinconcito newyorquino

MARF

Antes que nada: ¡Feliz Día de Acción de Gracias!

Esto marca para mí el inicio de la víspera de navidad, la época más mágica y mi favorita en todo el año sin importar en qué parte del mundo esté; y de una serie de espectaculares shows y eventos que alimentan ese espíritu festivo que habita en cada uno de nosotros.

Uno infaltable es, sin dudas, alguna presentación de El Cascanueces (The Nutcraker) en ballet; ya sea que se trate de una pequeña producción hecha por vecinos en un jardín o una de mucho presupuesto en un teatro repleto de miles de personas.

Personalmente es una historia que adoro, que evoca mi niñez y que intento disfrutar en todos los formatos posibles, pero aquí en New York no se me ha dado la oportunidad de hacerlo presenciando una coreografía que parezca fuera de este mundo al ritmo del gran Tchaikovsky.

No imaginan mi emoción cuando, luego de una rápida búsqueda en Google, me encontré con que El Cascanueces de George Balanchine se estará presentado todos los días hasta el 31 de diciembre en el David H. Koch Theater, en dos horarios para que no haya excusa para no asistir. 

Este prometedor espectáculo reúne a “90 bailarines, 62 músicos, 40 tramoyistas y más de 125 niños, en dos elencos alternos, de la Escuela de Ballet Americano […] para hacer que cada actuación sea lo más mágica posible”.

Cada detalle está perfectamente cuidado: el escenario, la iluminación, los efectos visuales inigualables, vestuarios, maquillaje, instrumentos y, por supuesto, la impecable coreografía que embelesa a todos los asistentes, de acuerdo a los testimonios de quienes ya han tenido el placer de presenciarlo.

Siento que esta será una de las experiencias más hermosas e inolvidables de mi vida, y espero repetirla tanto como pueda, hasta que me canse, y ojalá ustedes también lo hagan.

¿Quiénes aquí aman tanto El Cascanueces como yo?