El voto latino en el centro de la batalla electoral

Política

La comunidad hispana ha alcanzado el poder tan fundamentalmente elevado que analistas y estrategas debaten cómo acercarse a atraerlos a su campo y lograr su apoyo ante los comicios del 8 de noviembre.

Aprovechando el mes de la Herencia Hispana, cientos de candidatos, de ambos lados del espectro electoral, han saltado los rieles y se aprestan a bailar, cantar y compartir con el mundo latino, precisamente para lograr el voto.

Es indiscutible que la importante del aporte económico y de un poder cultural creciente, el electorado de minorías más grande de EE UU. Ese 19% de la población que representan los latinos voto puede marcar la diferencia en el equilibrio de poder en el Senado y la Cámara de Representantes en las cruciales elecciones del 8 de noviembre.

La próxima contienda electoral donde demócratas y republicanos dirimen su presencia en las principales instituciones del país, así como en numerosos cargos estatales y locales. Del reparto final dependerá la capacidad de gobierno de Joe Biden para implementar sus políticas en lo que le resta de mandato .

Para muchos latinos este «enamoramiento» de los candidatos parece llegar cuando tienen el agua al cuello, a última hora. En cada proceso, los consultores políticos y líderes hispanos piden que se enfoquen en los temas que preocupan a la comunidad y una y otra vez, advierten que ignorarlas tiene y seguirá teniendo consecuencias.

Es la economía, estúpido

Siempre una de las prioridades en el debate electoral, la economía, seguida de la seguridad y la violencia por las armas, el cambio climático, la educación y la inmigración son los temas.

De hecho, es la manera de abordar la crisis económica y no los conflictos migratorios la que puede decantar el 20% del voto indeciso a favor de uno u otro partido.

Como el resto de la familia americana, la comunidad hispana enfrenta altas tasas de interés, altos precios de la gasolina y una inflación récord, y estos son los problemas que están en el frente y en el centro. Y en este momento e históricamente ha sido el partido republicano el que se ha enfocado en los problemas económicos. Pareciera ser una tendencia muy natural, y continuará siéndolo hasta que las cosas mejoren desde el punto de vista económico.

Demócratas y republicanos han movilizado en los últimos años un intenso cortejo electoral, si bien tardío y caótico, para atraer un segmento del electorado tradicionalmente desatendido y, en su mayor parte, ignorado.

La negligencia demostrada por las campañas electorales en educar a sus candidatos y estrategas sobre la amplia diversidad racial, cultural y lingüística elude a menudo la realidad de que los latinos no son un bloque de voto monolítico. Y que las enormes diferencias y dinámicas culturales -a veces incluso, competitivas entre sí- que conforman el mundo de los latinos requieren, como con otros grupos electorales, estrategias de comunicación únicas y dispares.

Tres cuartas partes de la población latina se concentra en solo diez Estados: Arizona, California, Colorado, Florida, Georgia, Illinois, Nueva Jersey, Nueva York, Carolina del Norte y Texas.

Entre 2010 y 2018, el crecimiento hispano evitó una disminución de la población y la fuerza laboral en Nueva Jersey, Nueva York e Illinois. Con todo, su participación electoral es aún moderada. Solo el 10,6% de los votantes latinos participó en los comicios de 2020 y más de dos millones se quedaron en casa. La baja concurrencia electoral refleja la existencia de un segmento de población relativamente grande sin explotar que, atendido adecuadamente, podría conducir a una expansión significativa de la base de cualquiera de los partidos.

La abstención es estructural y se debe tanto a factores internos como externos. Por un lado, se trata de una población con un promedio de edad joven (30 años en comparación con los 41 de los estadounidenses no hispanos, según el censo de 2020), que es el segmento generalmente con menor tendencia a votar en relación a los mayores.

Otro grupo de voto son los denominados inmigrantes de ciudadanía reciente. No están familiarizados con el sistema de voto en EE UU, cuyas particularidades varían en cada condado. «Gran parte de la población, igual que los asiáticos, tienden a proceder de la primera generación de inmigrantes.

Algunos analistas asocian que la política en muchos casos se ha hecho en detrimento de la comunidad latina. Sentirse motivado a votar requiere verse a uno mismo como parte del tejido democrático local, sentir que se es escuchado y que el voto de uno importa.

En 1994, California aprobó en referéndum la infame Proposición 187 que negaba los servicios de salud de emergencia y de educación a los latinos indocumentados. Aunque la norma fue llevada a los tribunales al día siguiente y nunca entró en vigor, el miedo sí lo hizo. El resultado fue una gran movilización política que llevó a esta comunidad a hacerse ciudadanos en masa.

En ese mismo tenor, Arizona aprobó en 2010 la ley «Muestra tus papeles», que permitía a cualquier agente de seguridad pedir una prueba de residencia a los que parecieran indocumentados. En ambos casos los latinos se organizaron, se convirtieron en ciudadanos y se hicieron oír en las urnas. La consecuencia se pudo ver que en 2018. Arizona, un Estado fuertemente republicano votó demócrata y en el Senado posicionaron a Kyrsten Sinema. En 2020 fue la presidencia de Biden y un segundo escaño en el senado que ganó Mark Kelly.

A pocas semanas para las elecciones , la lucha por el voto bisagra de los latinos es más importante que nunca. Porque en un sistema de voto representativo en el que el ganador se lo lleva todo, en Estados como Nevada, Georgia, Arizona, Pensilvania y Wisconsin, un puñado de papeletas hispanas podría determinar el futuro de la presidencia demócrata de Biden con el control del Senado y la Cámara de Representantes. «Estamos en territorio sin precedentes -reconoce Domínguez-Villegas-. Y más todavía con las nuevas leyes de restricción de votos y la reconfiguración de muchos distritos electorales a favor de los republicanos. Los resultados son impredecibles».