Ramón Velásquez Gil
Ciertamente, corría el año mil novecientos sesenta y dos y era un día martes, cuando dos amigos, Vinicius y Antonio, quienes acostumbraban tomarse un whiskisito por las tardes en un bar llamado “Veloso”, ubicado en una calle que daba a una playa de Río de Janeiro, vieron pasar a una escultural mujer en bikini, que se dirigía a la playa cercana.
Vinicius y Antonio, quienes trabajaban en un estudio cerca del bar Veloso, era la primera vez que veían pasar a tan escultural mujer y se quedaron maravillados por lo hermoso de la chica y su clásico caminar.
Estos cruzaron varios comentarios sobre la belleza de la mujer y su clásico estilo de andar por la acera “en bikini”; aunque esto era normal en esa ciudad costera.
No obstante, al día siguiente, estando de nuevo los dos amigos tomando su acostumbrada bebida espirituosa a la misma hora y en el mismo bar y habiendo olvidado ya a la chica del día anterior, de repente quedaron sorprendidos pues desde la terraza del bar, donde siempre acostumbraban sentarse, pudieron observar nuevamente la perfecta silueta de la mujer en bikini, bolso al hombro dirigiéndose a la playa.
Superada la sorpresa inicial, surgieron de nuevo los comentarios entre los dos panas, dejando entrever el derroche físico de belleza que dejaba la mujer a su paso.
Así continuó esta situación durante varios días, siempre a la misma hora y siempre en traje de baño la mujer, aunque nunca con el mismo pues todos los días era un color diferente que ella hacía resaltar.
Llegó un momento en que ambos señores, quienes se trataban nada más y nada menos que de Vinicius de Moraes y Antonio Carlos Jobin, dos de los más eminentes músicos y compositores de Brasil, decidieron componer una canción basada en esta hermosísima mujer y fue así cómo nació esta canción ganadora de cuatro Premios Grammy y que ha sido cantada en varios idiomas, incluso por Frank Sinatra, Madonna y Amy Winehouse, llamada: “La Chica de Ipanema”, ya que Ipanema es el nombre del barrio donde estaba ubicado el Bar Veloso.
Obviamente y para componer la canción, estos decidieron abordar a la mujer, una de esas tardes en que la mujer con seguridad pasaría por el frente del bar.
Es así como al día siguiente, Vinicius y Antonio, comienzan a trabajar en la composición de esa canción, dedicada a esa bella mujer que los inspiró.
Sin embargo, decidieron que tenían que hablar con ella para tomar algunas notas importantes y, a la hora del whisky, se apostaron en la acera y la abordaron.
Ella se llamaba o se llama, pues aún vive, Heloisa Pinheiro, una chica de 18 años y para aquel entonces estudiante de periodismo, quien se iba a la playa todos los días al salir de la universidad.
Esta muchacha tuvo un gran impulso con el éxito de esta canción, que llegó a vender más de cinco millones de copias y estuvo por mucho tiempo..en los primeros lugares de las emisoras de todo el mundo.
Muchas muchachas en Brasil intentaron, en aquel entonces, hacerse pasar como la chica de la canción, hasta que Vinicio y Antonio decidieron revelar su identidad.
Con este impulso, fue llamada a entrevistas en muchos países y llegó a ser actriz y presentadora de televisión en su país natal Brasil.
Hoy día, con Setenta y Ocho años de edad, todavía conserva su belleza, es madre de cuatro hijos quienes le han dado cinco nietos y vive feliz con su familia en Brasil.
Nota importante es que Antonio Carlos Jobin le pidió matrimonio pero ella ya estaba comprometida y mantuvo su palabra con su novio.
Sin embargo, siempre hay gente sin gentileza en el mundo.
Ella, paralelamente a sus ocupaciones, abrió un negocio de ventas de bikinis y todo tipo de trajes de baño en Río de Janeiro, al cual le puso por nombre “Chica de Ipanema”.
Bueno, a la muerte de Vinicio de Moraes y Antonio Carlos Jobin, los herederos de estos la demandaron por usar ese nombre y tuvo que llegar a un acuerdo de pago con ellos.
Bueno, así es la vida.
Los invito a escuchar la canción.