La agricultura celular tiene el potencial de generar productos de origen animal a partir de células, lo que excluye el uso de animales que se ha visto que, en grandes cantidades es perjudicial para la salud y el medio ambiente.
Empresas de tecnología alimentaria como ProVeg Incubator, analiza la forma actual del sector de la agricultura celular para tener un sistema alimentario más saludable, sostenible y justo.
El desarrollo de la agricultura celular
La primera prueba de agricultura celular se dio en 2013 con hamburguesa de carne cultivada, y desde ese año el avance a sido tanto que en 2020, sirvieron los primeros nuggets de pollo cultivados en Singapur.
El avance es tan continúo que en todo el mundo ya hay más de 60 nuevas empresas que han experimentado con agricultura celular con determinados aspectos técnicos, medios de crecimiento y biorreactores.
Para desarrollar: Salmón, langosta, tocino, albóndigas, nuggets de pollo, helado, queso,
gelatina y proteínas de huevo, entre otros.
La carne cultivada podría constituir en un 35% el mercado mundial De acuerdo con la consultora, Kearney, la carne cultivada podría constituir el 35% del consumo mundial de carne en 2040.
Con este crecimiento se mostraría el gran avance que existen en la industria para mitigar los problemas desafiantes del mundo, como los cambios ambientales que genera la agricultura tradicional.
Con este panorama, Proveg inicio en 2019 el Proyecto CellAg, con el objetivo de generar conciencia sobre la agricultura celular.
1.- Cultivo celular: Las células son los componentes básicos de toda la vida, explica la compañía, y a partir de ellas se puede producir carne, pescado y mariscos, para evitar las crías de animales.
2.- Fermentación de precisión: Mientras que la fermentación de precisión se refiere al uso de microorganismos, en lugar de cultivos celulares, para producir leche o proteínas de clara de huevo, principalmente.
Mezcla de ingredientes vegetales y cultivados
El potencial de los productos híbridos combina ingredientes vegetales y cultivados para desarrollar productos sabrosos y sostenibles que también son rentables, cuidando la textura, sabor y jugosidad del origen vegetal.
Por ejemplo, agregar grasa cultivada a un nugget de pollo de origen vegetal podría
proporcionar el sabor familiar del pollo de origen animal, además de mejorar la jugosidad y
la carnosidad.