El Valkyrie, el drone manejado por Inteligencia Artificial para misiones suicidas

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La incorporación de la inteligencia artificial (IA) en la tecnología militar no es un concepto nuevo, pero el avión experimental XQ-58A Valkyrie de la Fuerza Aérea de Estados Unidos marca un avance significativo en este ámbito.

El Valkyrie es una aeronave no tripulada que cuenta con un diseño de sigilo, permitiéndole evadir radares enemigos con mayor eficacia. Posee la capacidad de cargar misiles que pueden alcanzar objetivos más allá de su rango visual.

La IA que lo controla está diseñada para identificar y evaluar amenazas, y sólo actuará tras recibir la autorización de un operador humano.

Este drone puede recorrer distancias comparables al ancho de China, una característica que amplía considerablemente su radio de acción.

La entrada de IA como una fuerza operativa dentro del ejército implica cambios en la cultura militar y las tácticas de combate. Hasta hace poco, la tradición militar se centraba en hardware producido por grandes contratistas como Lockheed Martin y Boeing. Sin embargo, el auge de la IA está provocando un cambio hacia el software como una herramienta crucial en la guerra, creando oportunidades para nuevas empresas tecnológicas que buscan una parte del amplio presupuesto de adquisiciones del Pentágono.

La Fuerza Aérea solicita una asignación presupuestaria multimillonaria para construir entre 1.000 y 2.000 aviones no tripulados pilotados por IA: unos 5.800 millones de dólares. Con eso, asegura, podría mantener su supremacía aérea mundial.

Según un largo artículo del The New York Times, los aviones XQ-58A Valkyrie están pensados para servir de “copiloto” a los aviadores humanos, proporcionándoles cobertura y maniobrando en escenarios en los que un piloto de carne y hueso podría tener dificultades.

De esta manera, se cree que son ideales para misiones suicidas en las que sería improbable que un humano regresara.

La IA se ha convertido en un componente clave en la carrera tecnológica entre Estados Unidos y China, especialmente cuando se trata de seguridad nacional. China ha implementado más de mil misiles antiaéreos y antibuque a lo largo de sus costas y en las islas artificiales que ha construido en el Mar del Sur de China. Esto plantea un problema serio para Estados Unidos si alguna vez se involucra en un conflicto a gran escala en la región, especialmente en relación con Taiwán.

La adopción de IA en aviones de combate puede representar una solución parcial a estos desafíos.

El programa Valkyrie es económicamente significativo porque podría permitir la producción de drones de combate más accesibles. Mientras que un jet de combate F-35 tiene un costo de aproximadamente 80 millones de dólares, se estima que un drone Valkyrie podría costar entre 3 y 25 millones de dólares.

Este rango de costos podría hacer que la tecnología de combate avanzada sea más accesible, incluso para ejércitos con presupuestos más modestos.

En resumen, la integración de IA en la estrategia militar de Estados Unidos, ejemplificada por el desarrollo del Valkyrie, está cambiando tanto la táctica como la ética de la guerra moderna. Mientras que la tecnología ofrece la promesa de drones más efectivos y económicos, también impone una reevaluación crítica de los parámetros éticos en el uso de la fuerza letal. El futuro de esta tecnología y sus implicaciones globales, éticas y legales continúan siendo un área de intensa investigación y debate.

De acuerdo a la revista Business Insider este modelo de Valkyrie puede alcanzar una velocidad de crucero de 550 mph (885 kilómetros por hora). Su altitud operativa es de 45.000 pies, con un alcance de 3.000 millas náuticas.

Primer vuelo por IA

El 9 de agosto pasado, la Fuerza Aérea norteamericana informó sobre su primer vuelo conducido con Inteligencia Artificial. El Laboratorio de Investigación de esa fuerza realizó la primera prueba de vuelo exitosa de un drone militar controlado de esa forma.

El vuelo fue realizado el 25 de julio de 2023, en el Complejo de Pruebas y Entrenamiento de la base Eglin, localizada en el estado de la Florida; y durante tres horas este drone furtivo fue piloteado por sistemas de aprendizaje automático resultado de más de dos años de investigación y desarrollo del programa, Skyborg Vanguard.

Durante la prueba el avión no tripulado demostró la capacidad de procesar la información necesaria para completar la misión y según el Coronel, Tucker Hamilton, jefe de pruebas y operaciones de IA de la Fuerza Aérea estadounidense, esta “misión puso a prueba un marco de seguridad en una aeronave no tripulada volada con IA/ML (Inteligencia Artificial / Machine Learning) y demostró que un agente de IA/ML resolvió un “problema de desafío” tácticamente relevante durante operaciones aéreas”.