Por qué no es bueno que los niños sean siempre obedientes

Salud

Por lo general se asocia el hecho de portarse bien con ser obedientes pero no siempre es así y no
siempre es bueno que nuestros hijos hagan lo que les decimos sin más. Expertas en psicología explican por qué.

Todos los padres o la gran mayoría de ellos quieren que sus hijos sean buenos, obedientes y responsables pero no siempre ocurre. Esto nos puede llevar a pensar que nuestros hijos son malos y desobedientes y que en el futuro tendremos problemas, sin embargo, esto no es del todo cierto. De hecho, el niño o el adolescente que más preocupa a los psicólogos es el niño asintomático, es decir, aquel que nunca cuestiona nada y que obedece a todo.

Y es que, generalmente asociamos portarse bien con “obedecer” y portarse mal con “desobedecer,
porque aplicamos en los niños el criterio moral de los adultos, pero los padres deben
saber que al igual que los niños siguen un desarrollo cognitivo o motor para otros aspectos como el habla o la capacidad para andar por sí solos etc., los conceptos del bien y del mal no se asocian
correctamente hasta aproximadamente los 12 años».

Entonces, según esta teoría, los niños no deberían obedecer hasta esta edad que es cuando saben
diferenciar el bien del mal, pero la realidad es que, por alguna razón, sí obedecen ¿por qué? La respuesta a esta pregunta, es simple: «Lo hacen respondiendo al método de castigo y recompensa». Los niños hacen las cosas para evitar castigos o para recibir premios».

Esto es así porque lo habitual es que el adulto dicte una serie de pautas que el niño debe aceptar.
Vivimos en un mundo muy inflexible ya que, por norma, los niños salen del colegio, hacen sus
extraescolares, juegan un tiempo concreto en el parque, cenan a una hora determinada, no pueden ver la tele más de unos minutos, es decir, que todo está pautado y en este mundo, a veces, nos
encontramos con niños que no obedecen porque se cuestionan la norma.

A pesar de lo que muchos padres piensen, en estos niños que cuestionan las cosas y “que no comprenden por qué tiene que ser así, y si lo hacen sin agresividad, es un buen síntoma.

Consejos para los padres

Es importante que a los niños se les dé la oportunidad de que manifiesten su voluntad y de validar si lo que dicen es aceptable o no. Otro consejo es «no centrar la conversación hacia lo bien o mal que se han portado, sino hacia los hechos: qué bien has comido, qué bien ha estado que juegues con los abuelos».

Esto es importante porque “portarse bien o mal es un juicio moral de los adultos, pero jugar con los abuelos es positivo, aunque no responda al buen o mal comportamiento», añaden las expertas.

Lo que es esencial es pasar tiempo con ellos y prestar atención a sus necesidades. Es importante que el tiempo juntos sea un tiempo de calidad ya que eso marca la diferencia. Y también es importante dedicar ese tiempo a escucharlos y a tener en cuenta sus opiniones.

Los recursos emocionales y comunicativos de los padres son esenciales para educar a niños que en lugar de obedecer sin más sientan que los adultos confían en ellos. Estos niños, afirma, serán personas más autónomas y con una mejor gestión de sus emociones.

Cuidado con los niños demasiado obedientes

En el lado contrario al de los niños desobedientes o que rebaten las normas, están los niños demasiado obedientes.

Aquí hay que distinguir entre la obediencia a unas normas para evitar peligros y la obediencia a ciegas a las normas que imponen los adultos. Si pedimos al niño que pare y no cruce la calle, lo hacemos para evitar peligros. El niño que obedece a determinadas imposiciones puede ser más libre porque está más protegido.

Pero no siempre es bueno esto ya que el exceso de autoridad por parte de los mayores también puede marcar su futuro como adulto.

De manera general, más de la mitad de los problemas psicológicos del adulto se inician en la infancia y en la adolescencia. Y es que a veces no somos conscientes de lo importante que es acompañar al niño para desarrollar las diferentes habilidades en esta etapa. De ahí que un niño demasiado obediente puede llegar a preocupar a los psicólogos.

Esto es así porque, muchas veces, tras la obediencia excesiva se pueden esconder problemas graves. Hay niños en determinados entornos que, según sus padres, son muy obedientes pero que en realidad lo que tienen es miedo.

De hecho, fuera de ese entorno autoritario, en la familia o en la escuela, esos niños muestran una conducta descontrolada. Esto es así porque, a veces, el exceso de control externo impide que el niño se autorregule. Cuando educamos en positivo debemos pensar en una pirámide: en la base, los padres refuerzan la autonomía, la comunicación y la gestión de las emociones.

Así vamos a encontrar herramientas para resolver los conflictos.