El anestésico midazolam aumenta la supervivencia tras un paro cardíaco

Salud

El anestésico midazolam aumenta la supervivencia tras un paro cardíaco Si un paciente es reanimado con éxito después de un paro cardíaco y se reanuda la circulación, aún no está fuera de peligro.

Varios factores pueden influir en si sobreviven al trauma en la fase posterior y cómo lo hacen.

La administración del anestésico midazolam tiene un efecto positivo, como lo demuestra un estudio multicéntrico de 571 pacientes realizado por la Asociación de Investigación en Medicina de Emergencia de Ostwestfalen-Lippe y dirigido por la Clínica Universitaria de Anestesiología, Cuidados Intensivos y Medicina de Emergencia de la clínica Johannes Wesling en Minden, hospital de la Universidad del Ruhr en Bochum, Alemania, en la Cátedra de Medicina de Emergencia dirigida por el Profesor Jochen Hinkelbein.

En los casos en los que el paciente requirió anestesia después de una reanimación exitosa, el midazolam mejoró las posibilidades de alcanzar niveles óptimos de saturación de oxígeno y CO 2 en la sangre.

El riesgo de una nueva caída de la presión arterial o de un nuevo paro circulatorio no aumentó. “Este grupo específico de pacientes que han sido reanimados con éxito debería incluirse definitivamente en las directrices para la anestesia prehospitalaria.

El midazolam ha demostrado tener un efecto especialmente positivo en este grupo”, concluye el Dr. Gerrit Jansen, autor principal del estudio, que fue publicado en la revista Deutsches Ärzteblatt International el 8 de abril de 2024. Las preocupaciones sobre un mayor riesgo resultan infundadas

En caso de paro cardíaco, es fundamental una intervención rápida: si los socorristas realizan las medidas de reanimación a tiempo, en el mejor de los casos se puede restablecer la circulación del paciente.

“Sin embargo, a menudo ocurre que el paciente aún no ha recuperado el conocimiento”, explica Gerrit Jansen.

En esta fase existen diversos factores que pueden afectar las posibilidades de supervivencia y las posteriores limitaciones permanentes por el paro circulatorio.

Algunos pacientes muestran reflejos protectores después de la reanimación, como tos o movimientos defensivos, que dificultan el trabajo del personal de emergencia.

A menudo tienen que realizar un manejo prolongado de las vías respiratorias, por ejemplo, intubando al paciente de la misma manera que durante la cirugía. Esto frecuentemente requiere sedación o anestesia”.